Propiedades de los aceites para sistemas frigoríficos

Los aceites para sistemas frigoríficos no solo deben lubricar las piezas móviles del compresor, sino que también deben sellar la cámara de compresión y las válvulas y disipar el calor, dependiendo del diseño y del circuito. Para garantizar la circulación y el retorno del aceite desde la instalación y evitar la falta de aceite, el aceite debe poder mezclarse de manera suficiente con el refrigerante correspondiente (excepción: R717 - amoniaco, véase la información técnica AT-640). Una separación de fases puede provocar fallos, p. ej. en el evaporador, el colector y el intercambiador de calor. Otro parámetro importante es la viscosidad en todo el rango de temperatura: El aceite debe ser suficientemente viscoso en el compresor, pero en la parte fría de la instalación aún debe ser suficientemente fluido. Además, el aceite debe ser resistente al envejecimiento, así como térmica y químicamente estable.

Un aceite con alto contenido de agua (humedad), puede dañar el compresor y la instalación frigorífica.

Un aceite con alto contenido de agua (humedad), puede dañar el compresor y la instalación frigorífica.

Evitar la entrada de aire en la instalación y la lata de aceite.

Utilice solo latas de aceite originales selladas. Una vez abiertas, deben cerrarse bien y el contenido usarse lo antes posible.

Para aceites usados: Tenga en cuenta los valores críticos de contenido de agua (humedad).

El agua en el circuito de refrigerante puede provocar corrosión y la congelación de la válvula de expansión, perjudica la capacidad de lubricación y la estabilidad de los aceites. Además, el agua reacciona con algunos refrigerantes (p. ej. CO2) o aceites (p. ej. aceite de éster) dando lugar a la formación de ácido. El ácido ataca a su vez a las superficies metálicas y el agua ya no puede retirarse mediante vacío. Debe procederse con especial cuidado con los aceites de polialquilenoglicol (PAG), los aceite de poliviniléter (PVE) y los aceite de polioléster (POE): Son altamente higroscópicos, es decir, que absorben agua del aire ambiente. Esta agua se disuelve en el aceite y, por lo tanto, no puede detectarse visualmente.